Nos tomamos una copa más y nos sumergimos en la oleada de gente y sudor para poder salir a la calle, ella intentaba acariciarme la mano sin que me diera cuenta, yo caminaba delante, ella agarraba mi mano para no perderse en la multitud y la amé por ello.
Nos queríamos en silencio, no hacía falta concentrarse demasiado, era algo que iba sucediendo a destiempo, como un reloj con dos segunderos. Salimos de allí impactadas por el olor a punky con exceso de tiempo libre malgastado, era curioso, tenía la sensación de que ella usaría los mismos vocablos para definirlo y la miré sonriendo, ella pareció entenderlo y me besó rápido, un besito en la comisura y se colocó bien la manga de su camisa, como para disimular no sé muy bien qué. Tenía la sensación de que su mirada contradecía a su boca y sus manos me daban pistas cuando tecleaba canciones en mi piel, pero no sabía muy bien hasta donde llegaría aquella noche. Lo cierto es que yo deseaba que acabara cuanto antes, llegar a casa y desvestirla, quitarle uno a uno los botones de su camisa, - ¿Vamos a otro bar? -preguntó. - Ehh claro, es justo lo que estaba pensando, ¿qué tal ese sitio nuevo? Aunque dicen que la música está bajita. - Bueno no sé, podemos ir a cualquier sitio.
viernes, 25 de diciembre de 2009
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